DIONISIO GONZÁLEZ
Nació en
Gijón (Asturias) en 1965, licenciado desde 1989 en la facultad de bellas artes
de Sevilla. Dionisio González
además es Doctor en Bellas Artes (su tesis versaba sobre la
estética del horror) y profesor de la universidad de Sevilla donde
ejerce su otra gran pasión, la docencia.
En sus obras fotográficas
se encuentra una mezcla entre arquitectura, diseño y arte. Él no se considera
fotógrafo ni arquitecto, se considera artista. Su concepto de fotografía parte de un trasfondo muy publicitario en la base, pero se desgrana convirtiéndose
en todo un activismo fotográfico.
La imagen como metáfora del mundo
actual
En sus creaciones, el resultado
final, es que ya no generamos
imágenes análogas al mundo conformes a las leyes naturales, sino
conformes a los pensamientos de nuestro cerebro. Esa es la gran posibilidad de
manipulación artística: “la capacidad de soñar que tiene el ser humano”.
Desde esa trinchera artística trabaja
él. A través del campo artístico en la fotografía se ha convertido en referente
de la actualidad fotográfica. Ahora las metáforas oníricas de la cruda realidad
son posibles gracias a los diferentes medios disponibles pero, sobre todo,
gracias a artistas como Dionisio González.
La luz, su gran preocupación
La luz
distingue a los fotógrafos. El buen empleo y manejo de la luz marca la
diferencia sin duda. Es la esencia misma de la fotografía. En la fotografía de
Dionisio González podemos apreciar claramente un excelente manejo de la técnica
de fotomanipulación, de los espacios y la luz como elementos que conforman una
realidad alternativa al universo que vivimos. Algo así como un
universo paralelo pero muy real.
Valiéndose de las nuevas tecnologías
digitales aplicadas a la imagen, Dionisio González reinventa situaciones y
paisajes suburbanos, interesándose especialmente en sus últimos trabajos por
las favelas brasileñas y las arquitecturas vernáculas de Vietnam. En sus
imágenes descubrimos un cierto barroquismo, debido a una imagen recargada en
donde los sujetos se amontonan, prevaleciendo una sensación de asfixia o
exclusión de un mundo que no permite ser dominado.
La globalización incrementa no ya las
redes de tránsito o conectividad transnacionales sino la movilidad física, y
por ello el descifre de su efecto cultural está en las transformación de las
mismas localidades. Y a pesar de que existe cierta provisión de fantasmagoría,
de atravesar un espacio que no nos pertenece del todo, terminamos no ya, sólo,
reconciliándolo sino estremeciéndolo. En suma desterritorializándolo. El mundo
es un lugar topopoligámico (en términos de Beck) lleno de movilidad, métrica,
perceptual, sensitiva o física. Pero paradójicamente, pese la uniformización,
lo que le interesa al capitalismo es la pluralidad o la diversidad de culturas
ya que la multiplicidad de deseos extiende las posibilidades del mercado.
La luz y el color
La luz es energía electromagnética irradiada por un
cuerpo luminoso. El principal proveedor de luz en la fotografía es el Sol. La
radiación electromagnética del sol está compuesta por millones de ondas de
diferentes frecuencias. La longitud de las ondas se mide en nanometros (nm =
millonésimas de milímetro = 0.000000001 metros). Para que esta energía sea
considerada como luz visible, su longitud de onda debe estar comprendida entre
400 y 780 nanometros, es lo que se denomina como espectro visible para
el ojo humano, en el que se encuentran todo los colores que podemos ver.Cada longitud de onda corresponde a un color diferente, que irá del violeta (400nm) al rojo oscuro (780nm). Y la luz blanca es resultado del conjunto de todas las longitudes de onda del espectro visible en proporciones iguales. Así, cuando vemos un objeto de color rojo es porque refleja ondas cercanas a 700 nm, y cuando lo vemos azul estaremos percibiendo ondas cercanas a 400 nm.
La percepción del color es posible al iluminar un objeto con luz blanca, éste absorberá todas las longitudes de onda reflejando sólo las que corresponden al color del objeto.
CIBERGRAFIA
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